Los niños de la guerra: en sus propiаs palabras

LOS ESPAÑOLES EVACUADOS A LA URSS CUENTAN SUS HISTORIAS

Entre 1936 y 1939 España atravesó la Guerra Civil. Con el apoyo de la Italia fascista, el régimen de Salazar en Portugal y la Alemania nazi, el general Franco trató de derrocar el gobierno de la
II República Española apoyada por la URSS. En este difícil período los republicanos tomaron la decisión de evacuar a sus hijos del país, de esa forma casi 3000 niños y niñas españoles acabaron en la URSS. Vivían y estudiaban en casas de acogida especiales, tras la Segunda Guerra Mundial obtuvieron empleos y comenzaron a trabajar. Hasta 1956 ninguno de ellos obtuvo el permiso para regresar a España o de ver a sus familiares. ¿Quiénes son estos niños de la guerra españoles? Son aquellos que se quedaron para siempre en Rusia y aquellos que regresaron a su tierra, casi rusos, casi españoles, atrapados entre dos ideologías, dos países y dos lenguas, en fin, entre dos realidades. Pero a pesar de todo vivieron vidas intensas y fascinantes. Se trata aquí de un retrato colectivo de la generación de los niños de la guerra españoles.
Los niños de la guerra: en sus propiаs palabras

LOS ESPAÑOLES EVACUADOS A LA URSS CUENTAN SUS HISTORIAS

Entre 1936 y 1939 España atravesó la Guerra Civil. Con el apoyo de la Italia fascista , el régimen de Salazar en Portugal y la Alemania nazi, el general Franco trató de derrocar el gobierno de la
II República Española apoyada por la URSS. En este difícil período los republicanos tomaron la decisión de evacuar a sus hijos del país, de esa forma casi 3000 niños y niñas españoles acabaron en la URSS. Vivían y estudiaban en casas de acogida especiales, tras la Segunda Guerra Mundial obtuvieron empleos y comenzaron a trabajar. Hasta 1956 ninguno de ellos obtuvo el permiso para regresar a España o de ver a sus familiares. ¿Quiénes son estos niños de la guerra españoles? Son aquellos que se quedaron para siempre en Rusia y aquellos que regresaron a su tierra, casi rusos, casi españoles, atrapados entre dos ideologías, dos países y dos lenguas, en fin, entre dos realidades. Pero a pesar de todo vivieron vidas intensas y fascinantes. Se trata aquí de un retrato colectivo de la generación de los niños de la guerra españoles.
Moscú
"Me contaron que en España hubo problemas con la comida con Franco y yo mandaba tres o cuatro cajas de comida al año por correo, porque había una limitación. Mandaba embutido bueno, leche condensada, café 'arábica'. También mandaba a mis padres cincuenta rublos al año, es lo que permitían enviar como ayuda".
"Ya en el barco le dije a mi padre que yo no quería ir y cuando me preguntó por qué le dije 'porque siento que será para siempre'".
"Nos evacuaron de Rentería a Guernica. Picasso tiene un cuadro acerca de la crueldad del fascismo, fue ese el bombardeo que yo presencié precisamente".
"En España no verás un monumento a Franco en ningún sitio pero aquí esta Lenin en todas partes con el brazo levantado. ¿A quién señala?"
"Сuando vinimos a la URSS parecía que habíamos llegado al paraíso. Y ese paraíso duró hasta 1941, cuando el paraíso terminó y comenzó la guerra, empezó el sufrimiento".
Bilbao
"Acabé la facultad de prospección geológica y siempre fui el único español de Siberia. De 1948 a 1961 no me encontré con ningún español. En Siberia éramos muy pocos, puede que los hubiera, pero ¿dónde los encuentras?"
"Los médicos españoles ni si quiera nos consideraban como médicos. Cuando volvimos aquí no podían creer que una mujer pudiera ser médico. Casi todos los médicos eran hombres".
"Gasto en ello mi dinero y miles de horas de mi vida. Cada dos meses traduzco 300 poemas. Me pueden llamar tonto. No es cierto, lo para mi tierra, para Rusia, para mi segunda patria, ¡maldita sea!"
Gijón
"Creo que todo el mundo debería conocer nuestra historia, porque fue algo terrible. Entre 1937 y 1939 se fueron 36 000 niños españoles, una generación entera. Y echaron a perder las vidas de muchas otras personas que no tuvieron la suerte de marchar a la Unión Soviética. Aquellos que llegaron a Bélgica, Francia o Inglaterra fueron adoptados, se perdieron. En la URSS estaba prohibida la adopción de los niños".
"Los comunistas eran peor que el demonio. Decían que en la Unión Soviética las vacas no tienen cola, que nos confeccionaban las camisas y los vestidos con cortinas viejas".
"Recogimos patatas, fuimos a la cocina, robamos una cazuela, lavamos las patatas y las cocinamos para la cena como solíamos hacer en Kukkus 60 años atrás. Asamos las patatas, nos las comimos muy a gusto y tiramos la cazuela al pantano".
"De alguna forma Che Guevara hizo todo lo posible para que nuestros padres pudieran venir a vernos. Para mi hermana Araceli y para mí fue la primera vez que los veíamos en 30 años".
"El segundo secretario del comité regional del partido comunista me decía: 'Omsk es una ciudad cerrada'. Yo le respondía: '¿Dónde está el candado? ¿Dónde está la cerradura?'. En resumen, me lo denegaron. No puede ver a mi madre".
"Yo acabé el Instituto de Arquitectura de Moscú, soy arquitecto de profesión, trabajé 36 años en la Unión Soviética. Remodelé por completo la casa-internado internacional de Ivanovo. Había gente de 22 nacionalidades allí, entre ellos había algunos españoles que quedaban de las casas de acogida desmanteladas".
"Cuando los niños de la guerra nos reunimos hablamos en un nuevo idioma, mitad ruso, mitad español. Por ejemplo, si en ruso 'patinar sobre hielo' se dice 'katatsia na konkaj', nosotros decimos 'konkiar'. Cambiamos las palabras a la manera rusa".
San Sebastián y Rentería
"La primera vez que puede ir a España en vacaciones, cuando bajé del tren no podía caminar porque los pies no me hacían caso, los nervios me paralizaban de tantas ganas que tenía de volver. Vinieron a recibirme cincuenta o sesenta personas de las casas de acogida".
"Hay que vivir dónde sea posible, pero da igual cómo o dónde viviese porque siempre me llamaba San Sebastián".
"Allí éramos los españoles y aquí somos los rusos, incluso ahora. Hemos pasado por tiempos difíciles, nos han criticado por haber vivido en la Unión Soviética y por no ir a rezar. Claro que no íbamos a rezar, creíamos en la naturaleza y en la ciencia".
Entrevistas © Anna Grave
Fotos © Mikhail Platonov