Luis García Luque

Nació en Bilbao. Se quedó a vivir en Rusia.


A decir verdad, no soy muy hablador. Soy director de una orquesta y un coro (en el Centro Español) y tengo mucho trabajo. Pero es normal porque soy el único aquí que es músico.

Luis Garsía Luque

Nació en Bilbao. Se quedó a vivir en Rusia.


A decir verdad, no soy muy hablador. Soy director de una orquesta y un coro (en el Centro Español) y tengo mucho trabajo. Pero es normal porque soy el único aquí que es músico.

Acerca de la evacuación de Odessa y los comienzos como estudiante de música en la academia militar cerca de Sarátov
Llegué a la casa de acogida de Odessa que era estupenda, nos dieron una playa solamente para nosotros. En 1941 comenzó la guerra y nos evacuaron en un barco de vapor a Jersón y desde allí nos repartieron por toda Ucrania del sur. Viajábamos en trenes de mercancías, los niños en un vagón y las niñas en otro, en grupos. En Odessa había dos casas de acogida españolas y mientras llegábamos unificaron la casa de acogida nº 2 y la nº 3.
En otoño llegamos al pueblo Mijáilovskoye en el Krai de Krasnodar, pero el invierno se estaba acercando, comenzó a hacer frío y nos evacuaron a Saratov a través de Armavir y Stalingrado. Viajábamos en vagones de compartimentos con estufas de leña. Tardamos un mes lleno de sufrimientos en llegar del Krai de Krasnodar a Sarátov: hacía frío, no había agua, el pan estaba congelado y teníamos que partirlo con un hacha. Teníamos piojos. Muchos enfermaron de disentería y tuberculosis. Al llegar a Sarátov nueve niños habían muerto.
En 1942 nos destinaron a pueblos cercanos de Sarátov. Cerca del pueblo de la primera parada había una academia militar de infantería. Un día vino el director de la orquesta de infantería de aquella academia. Según nos enteramos después tenía aprendices en la orquesta militar y decidió escoger de la casa de acogida a 25 niños españoles. En ese momento yo había cumplido 14 años, justo había acabado el 5º curso y pasé la prueba de selección de la orquesta.
Nos sacaron de la casa de acogida y nos alojaron en un cuartel militar. El segundo día nos permitieron escoger a cada uno el instrumento que más nos gustara para comenzar a ensayar. Había una habitación donde estaban colgados todos los instrumentos y por lo que sea me gustó el trombón. Pero uno de los músicos mayores ya lo había escogido antes que yo y como no se lo iba a quitar escogí el bombardino barítono.
Nos sacaron de la casa de acogida y nos alojaron en un cuartel militar. El segundo día nos permitieron escoger a cada uno el instrumento que más nos gustara para comenzar a ensayar. Había una habitación donde estaban colgados todos los instrumentos y por lo que sea me gustó el trombón. Pero uno de los músicos mayores ya lo había escogido antes que yo y como no se lo iba a quitar escogí el bombardino barítono.
Nos pusieron uniformes y en noviembre de 1942 ya estábamos formando filas. Incluso ya tocábamos marchas, no todas pero sí algunas. A todos los músicos del Ejército Rojo los mandaron al frente y solo quedaron dos o tres. Uno de ellos era un hombre mayor que tocaba muy bien el bombardino barítono y que más adelante me ayudó mucho. Algún tiempo después a nuestra orquesta se sumaron algunos españoles más y en total éramos 31.
Acerca de las actuaciones en el ejército, en fábricas, en campamentos militares y parques.
Aprendimos a tocar muy bien en 4 meses. A los músicos trompetistas los mandaban 2 ó 3 veces a la semana a los polígonos de tiro. Ahora se hace de otra forma pero en aquel entonces los trompetistas daban la señal para disparar. Había reclutas que marchaban por un camino asfaltado y por las mañanas había un cambio de guardia al que mandaban a tocar a unas 8 ó 10 personas.
También tocábamos por dinero en los parques y nos mandaban en pequeños grupos a las fábricas militares. Allí tocábamos gratis, pero nos traían vodka y algo para picar, en Rusia es costumbre ofrecerlo a los invitados. Por eso cuando comenzábamos a tocar a menudo tres o cuatro personas de la orquesta ya iban achispadas. Pero aún así tocábamos. Si éramos unos 15 en la orquesta y tres iban algo borrachos aún quedábamos 12.
También tocábamos en entierros. Hubo una piloto, Marina Raskova, Heroína de la Unión Soviética, que voló sin repostar desde Moscú a Vladivostok. En 1943 su avión fue tiroteado cerca de Sarátov. Tocamos con dos o tres orquestas en un club durante su funeral, así de importante era. Tocábamos en campamentos militares a los que mandaban a los soldados en verano. Vivíamos en cuarteles subterráneos donde dormíamos en literas unas 20 personas. Hacía un calor sofocante. Los reclutas se levantaban a las 6 de la mañana y nosotros un poco antes porque teníamos que ir a buscarles. También les tocábamos valses y foxtrots. Así era cada verano.
Una vez, mientras tocábamos en un parque, parte de nuestros compañeros recogían la cosecha para la academia, tomates, coles y zanahorias. Era un otoño caluroso y decidieron bañarse en un lago. Resultó que los militares solían ir a pescar allí con granadas antitanque. Uno de los nuestros encontró una de aquellas granadas y comenzó a darle vueltas. Le dijeron que la tirara pero no lo hizo. No quedó nada de él, los brazos acabaron en un sitio y las piernas en otro. Junto con él murió otro chico, se cayó en el agua. Hubo otros dos compañeros de la orquesta que enfermaron y fallecieron. Los enterramos. Hay una fosa común donde hay 4 españoles. En 1991 nos invitaron para diez días a aquel colegio de Sarátov, en la que vivimos durante la evacuación. Fuimos unas diez personas. Pusieron un monumento a los muertos durante la guerra, un monumento muy bonito.
Acerca de los contratiempos con la comida y la ropa para los españoles en la Academia Militar de Infantería
A comienzos de 1943 en seguida nos quitaron los subsidios, dejaron de alimentarnos y darnos ropa, todo aquello que correspondía a los músicos de la orquesta militar. Alguien dio la orden de que los españoles no teníamos derecho a comer en la academia y que el ayuntamiento debía encargarse de alimentarnos. Nos mandaban a comprar comida a la ciudad y nos preparaban comida caliente una vez al día en el comedor de los oficiales. Nos hacían para 30 personas una olla enorme de sopa y como no había vajilla suficiente, nos turnábamos para comer.
Mandaron al director de nuestra orquesta a Moscú para solucionar nuestro problema. Fue a hablar con Belov, el cual mandó una carta a Georgiy Dimitrov, el líder de la Internacional Comunista y el principal comunista de toda Europa. En la carta decía que tocamos muy bien y que nuestra orquesta inauguraría la fiesta del 1 de mayo en Sarátov. Dimitrov se dirigió al general teniente Drachev, que se encargaba del abastecimiento de comida y ropa a todo el ejército de la Unión Soviética y dio la orden de que nos vistieran y nos alimentasen. Nos vistieron como a los reclutas, la comida cambió por completo, era como la de los reclutas también. Había mantequilla, compotas, pan blanco y negro. En primavera de 1943 aparecieron los galones y nos los dieron también.
Los años de la guerra pasaron volando. No tenían que habernos aceptado en la academia militar, no sé por qué lo hicieron. De alguna forma nos consideraban extranjeros, españoles, inmigrantes políticos.
Los años de la guerra pasaron volando. No tenían que habernos aceptado en la academia militar, no sé por qué lo hicieron. De alguna forma nos consideraban extranjeros, españoles, inmigrantes políticos.
Todos decían que nuestra orquesta era de las mejores en la región del Volga. En 1944 hicieron una competición entre las orquestas locales y ganamos el primer puesto. El director de la academia y el director de la orquesta quedaron muy contentos y prometieron premiarnos pero finalmente no recibimos nada. Como éramos personas orgullosas el siguiente concurso, en 1945 lo perdimos a posta, decidimos que marcharíamos bien pero tocaríamos mal, quedamos los últimos.
En 1946, en el campamento de verano, nos dieron la medalla por haber vencido a Alemania, aunque en los archivos no hay información acerca de tal adjudicación. El primer documento sobre la adjudicación lo perdí en las mudanzas pero las siguientes medallas las recibía cada 10 años.
En 1946, en el campamento de verano, nos dieron la medalla por haber vencido a Alemania, aunque en los archivos no hay información acerca de tal adjudicación. El primer documento sobre la adjudicación lo perdí en las mudanzas pero las siguientes medallas las recibía cada 10 años.
Sobre la fuga de Sarátov a Moscú
Era 1946. Después de la guerra a todos los españoles que estábamos en diferentes ciudades empezaron a reunirnos en Moscú. Nosotros nos quedamos el Sarátov ya que éramos músicos. Como éramos extranjeros no hicimos el juramento a la bandera, por eso seguimos viviendo en la academia como alumnos.
Durante la guerra hubo epidemias y nos rapaban al cero. En aquella época teníamos entre 13 y 15 años. Pero después de la guerra casi todos habíamos cumplido los 18 y nuestros superiores tenían entre 23 y 24 años, aquello era distinto. No sé por qué pero nos daba vergüenza de que nos raparan con esa edad. Nos daba vergüenza quitarnos la gorra en los conciertos y nos negamos a que nos raparan. Nos mandaron a 7 u 8 personas del pelotón de guardia para llevarnos a rapar. Alguien gritó en español "¡Ya vienen!", era primavera, cogimos los abrigos y nos fuimos a la estación de tren, varias personas se quedaron en la academia.
Al parecer nuestros superiores comunicaron al comandante de la ciudad que un grupo de músicos se dirigía a la estación y algunos fueron atrapados. Pero muchos huimos en trenes y sin billetes a diferentes ciudades de Rusia. Uno, Manuel Artigas, subió al tren que iba a Voronezh. En aquel momento abrieron allí la academia de Suvorov y de alguna forma pudo ingresar allí. Yo fui con varias personas más a Moscú. Viajamos agarrados a las barandillas fuera del tren y en las paradas corríamos para calentarnos. Hacía frío y tardamos mucho en llegar. En la estación de Moscú nos quitamos los galones y pasamos por delante de la oficina del comandante con tranquilidad. Todavía había mucha gente que iba de uniforme.
Algunos de mis compañeros tenían familia en Moscú. Les llamamos y nos dieron la dirección del partido comunista español. Allí nos recibieron muy amablemente y dijeron que viniéramos al día siguiente. Cuando volvimos estaba allí la dirección de nuestra academia. Nos dieron dinero para los billetes y nos mandaron de regreso.
A aquellos que atraparon en Sarátov les pusieron en el puesto de guardia una semana, pero a nosotros no nos castigaron. Se acercaba el 1 de mayo y necesitaban músicos para tocar en las orquestas. Por eso nos dijeron "coged los instrumentos, formad filas y a desfilar".
A aquellos que atraparon en Sarátov les pusieron en el puesto de guardia una semana, pero a nosotros no nos castigaron. Se acercaba el 1 de mayo y necesitaban músicos para tocar en las orquestas. Por eso nos dijeron "coged los instrumentos, formad filas y a desfilar".
Uno de nuestros músicos, Mario Gómez, consiguió ponerse a estudiar en Moscú. cuando estuvimos en el campamento de verano volvió a fugarse en un tren y estuvo acudiendo a la academia Frunze como oyente.
Acerca del traslado de Sarátov a Tomílino
En 1946 ya no sabían qué hacer con nosotros en la ciudad de Sarátov. Posiblemente aún recordaban nuestro fracaso en el concurso de 1945 y que gran parte de los músicos se fugó en 1946, porque un día vinieron a decirnos que nos iban a mandar cerca de Moscú, a la estación de Tomílino, sin consultarnos. Cerca de Moscú había tres academias musicales en las que preparaban para tocar en orquestas militares y en Tomílino se encontraba la academia nº 1. Vivimos allí casi un año entero pero apenas estudiábamos sino que hacíamos diferentes trabajos. Allí había reclutas rusos con los que nos hicimos amigos, jugábamos al fútbol y bailábamos. No había mujeres, el sábado y el domingo lo declaramos como el día de los bailes y los estudiantes bailaban con otros estudiantes.
Durante la estancia en Tomílino nos llegó la noticia de que el partido comunista español estaba reuniendo a los niños de la guerra españoles. El partido pidió ayuda a la dirección de nuestra academia para organizar el evento para que pudiéramos tocar en el recibimiento de Dolores Ibarruri y nosotros aceptamos.
El director de la academia ensayaba con nosotros y aunque solo trabajáramos en la academia y no habíamos ensayado teníamos buena técnica y por eso pudimos tocar bien. Tocamos la Internacional y el himno de la Segunda República Española, el Himno de Riego. Después interpretamos algunos valses, foxtrots y marchas. Lo más importante era escoger el repertorio para que sonara música española. Nos lo pasamos muy bien.
El encuentro tuvo lugar en la fábrica de Lijachióv (de Stalin en aquel momento), ZIL. Cuando acabó el concierto se nos acercó Dolores y otros comunistas. Nos preguntaron acerca de cómo vivíamos y qué queríamos hacer en el futuro. En Tomílino quedábamos 23 españoles de los 31 iniciales. Los hermanos Carcilla se fueron a Méjico, donde estaban sus padres y Florentino Dacosta Alonso fue trasladado a la casa de inválidos antes de regresar a España.
El encuentro tuvo lugar en la fábrica de Lijachióv (de Stalin en aquel momento), ZIL. Cuando acabó el concierto se nos acercó Dolores y otros comunistas. Nos preguntaron acerca de cómo vivíamos y qué queríamos hacer en el futuro. En Tomílino quedábamos 23 españoles de los 31 iniciales. Los hermanos Carcilla se fueron a Méjico, donde estaban sus padres y Florentino Dacosta Alonso fue trasladado a la casa de inválidos antes de regresar a España.
Acerca de los estudios en la escuela de música de Gnesyn y en el instituto
En 1947 Suslov dio la orden a la organización de los sindicatos para que todos los españoles pudiéramos estudiar. Posiblemente le llegó la noticia de que en Tomílino hay músicos militares españoles que no deben estar en el ejército. Aquellos que quisimos seguir estudiando para ser músicos éramos 6 ó 7, los demás comenzaron a trabajar en las fábricas de Moscú.
Nos fuimos de la escuela de Sarátov sin ningún tipo de documentos y no teníamos diplomas de que hubiésemos superado el 7º curso, que era algo que necesitábamos para estudiar en el futuro. Uno de nuestros músicos que sabía dibujar muy bien nos hizo unos documentos falsos de haber acabado 7 cursos y a Mario Gómez, como era algo mayor, le hizo un documento de haber superado 10 cursos.
Nos aceptaron en el 2º curso del instituto Gnesyn porque ya sabíamos tocar. Además de las asignaturas de música también teníamos las asignaturas generales. Normalmente sacaba treses, pero por alguna razón en química saqué cinco (sobre 5). Ya prácticamente habíamos aprobado quinto, yo inclusive, pero por las circunstancias dadas siempre suspendía el 6º y 7º cursos. En 1950 acabé la escuela e ingresé en el instituto.
Al finalizar la escuela había un concurso en el Teatro Bolshoi. Allí, en la sala Beethoven, había unos cinco o seis directores reunidos. Toqué bastante bien y me pidieron que rellenara los formularios, que deben de seguir allí todavía. Tres años después quise volver a tocar en otro concurso allí pero me dijeron "no hace falta, ya te conocemos. Ya te avisaremos cuando llegue el momento".
Nunca llegué a entrar en el Teatro Bolshoi. Entonces todo funcionaba así: todos los teatros a los que acudía el Politburó estaban cerrados para los extranjeros y yo no me hice la nacionalidad hasta 1952.
En el tercer curso cambié la tuba por el trombón porque siempre me negaban los trabajos. La tuba solo puede tocar en orquestas pequeñas, pero en las grandes, las sinfónicas, hay una tuba y cinco trombones. Cuando le dije al rectorado que quería cambiar de instrumento dudaron de que pudiera hacerlo en los dos años restantes de estudios. Normalmente se tarda unos 9 años en aprender a tocar un instrumento, 4 años en la escuela y 5 en el instituto. Pero acabé con éxito.
Acerca del trabajo en la Filarmónica, los teatros de Moscú, las orquestas de fábricas y el Centro Español
Mientras acababa el instituto comencé a trabajar como director de la orquesta de la fábrica de las máquinas de pulido. En aquella orquesta había muchos españoles. En tres meses hice un repertorio de piezas españolas para el desfile del 1 de mayo. Tenía que abandonar la residencia de estudiantes del instituto y no tenía dónde vivir. Hablé con el director de la fábrica y me prometieron dar 5 metros de vivienda en la residencia de la fábrica pero con la condición de que me casara. Más tarde, en 1956, la Cruz Roja me concedió 14 metros cuadrados cerca de la estación de Saviolovsk, con tres familias más.
Acabé el instituto en 1955 y en otoño ingresé en la Filarmónica de Moscú. Trabajé allí dos años. Tocábamos en los alrededores de Moscú. Más tarde comencé a trabajar en el teatro de Stanislavsky y Nemirovich-Danchenko, donde estuve 12 años. En una ocasión el trombonista llegó al teatro totalmente borracho y me encomendaron tocar su parte leyendo la partitura de la ópera por primera vez junto a los demás músicos.
¿Cómo puede llegar uno al trabajo totalmente borracho? Sabía que él era veterano de la guerra y que su mujer estaba en el coro, era una buena mujer. Pero le echaron y me pusieron en su lugar.
¿Cómo puede llegar uno al trabajo totalmente borracho? Sabía que él era veterano de la guerra y que su mujer estaba en el coro, era una buena mujer. Pero le echaron y me pusieron en su lugar.
Toqué bien y el director me dijo "si en algún momento necesitas trabajo te lo daré". Resultó que comenzó a trabajar en el Teatro Gorky y varios años más tarde me invitó a trabajar allí de músico. Por aquel entonces Yefrémov era nuestro director artístico. Estuve 13 años trabajando allí y me jubilé en 1982. En seguida me llamaron de la fábrica de coches Moskvich, donde trabajé 20 años más. Más tarde me invitaron aquí, al Centro Español.
Hasta ahora sigo trabajando con el coro, tras unos 70 años de experiencia.
Hasta ahora sigo trabajando con el coro, tras unos 70 años de experiencia.
Acerca de los trabajos extraoficiales y los problemas con el alcohol entre los músicos
Aquí me conocían muchos músicos por eso tuve muchos trabajos adicionales. Unos quince o veinte funerales al mes, en aquel tiempo estaba de moda. Ganábamos bastante dinero. No teníamos bodas porque en ellas se tocaba la armónica y el acordeón. Y también teníamos desfiles dos veces al año: el 1 de mayo y el 7 de noviembre con la fábrica de coches de "Moskvich". Desfilábamos desde el paseo Volgogradski hasta la Plaza Roja a pié. Teníamos que levantarnos sobre las 6 de la mañana. ¿Para qué tocar tan temprano con las calles vacías cuándo todos duermen? No lo sé, así nos lo ordenaban. Así es mi trabajo, por eso siempre he tenido dinero. Mi profesión siempre me ha permitido tener ingresos extra.
Los músicos siempre bebían. Lo peor era en las bandas de las fábricas. Bebían después de cada ensayo, de cada concierto. En la fábrica Moskvich nos daban 3 litros de alcohol a los músicos para el 1 de mayo, para, por así decirlo, "calentar los instrumentos", pero eran todo cuentos. Por los trabajos extraoficiales también daban mucho vodka. Muchos bebían tanto que se dejaban los instrumentos en los trenes. Yo siempre les decía: primero se trabaja y después se bebe.
Yo probé el alcohol por primera vez en la fábrica militar, tenia 14 ó 15 años y me desagradó tanto que apenas bebo incluso ahora. En invierno alguna vez puedo beber un poco pero en verano no, sobre todo nada caliente. Algunos de los chavales comenzaron a beber siendo unos niños, en la academia militar.
Yo probé el alcohol por primera vez en la fábrica militar, tenia 14 ó 15 años y me desagradó tanto que apenas bebo incluso ahora. En invierno alguna vez puedo beber un poco pero en verano no, sobre todo nada caliente. Algunos de los chavales comenzaron a beber siendo unos niños, en la academia militar.
Muchos buenos músicos españoles murieron de cáncer de hígado y otras enfermedades a causa del vodka. Mario Gómez, Isidoro Artigas, Ismael Mármol. Todos eran buenos muchachos, trabajaban en sitios buenos, en la filarmónica.
Acerca de la decisión de quedarse en la Unión Soviética y el primer viaje a España
Solía escribir a mis padres que estudio bien, que saco buenas notas, les mandaba fotos. Todos iban a marcharse a España en 1956−1957, yo también pensaba en hacerlo. Pero mis padres me dijeron: si vives bien, trabajas y tienes un piso quédate. Así que me quedé. Creo que me comparaban con mi hermano. A mí me mandaron a la Unión Soviética y a él a Bélgica. Mis padres se reunieron con él, en 1939 él pudo regresar a casa pero no volvió, allí vivía mejor que en España.
Se suponía que un hijo tiene que ayudar a sus padres. Me dijeron que en España había problemas con la comida con Franco y comencé a mandar entre 3 y 4 paquetes al año, porque ese era el límite. Mandaba buen salchichón ahumado, leche condensada, café arábica. En la plaza del Comsomol había un lugar del que mandábamos los paquetes. También mandaba a mis padres 50 rublos anuales a través de la Cruz Roja, es lo que permitían cómo ayuda material. Pero era una tontería, porque 50 rublos al año es muy poco.
Por eso intentaba mandar muchos paquetes con alimentos. Un amigo músico, Serafín González, estuvo en Bilbao y dijo "¿ para qué les mandas comida? Viven mucho mejor que tú." Pero yo se lo mandaba igualmente.
Fui a España por primera vez en 1965 pero mis padres se habían muerto en 1959 con 2 semanas de diferencia.
Fui a España por primera vez en 1965 pero mis padres se habían muerto en 1959 con 2 semanas de diferencia.
Después de su muerte ya no me dejaban mandar a mis hermanos 50 rublos si no solo 30. Pero mi hermano guardaba el dinero que le había mandado en un bote y luego me lo devolvía. Él tenía dinero y alimentos, tenía de todo. Una vez que estuve en España mi hermana me dijo que no le había gustado el café, y eso que les había mandado arábica, qué era lo mejor que teníamos entonces. Además les decía en las cartas "si no os gusta lo que os mando decídmelo y os mandaré otra cosa".
Acerca de su hermano Francisco en Bélgica
Mi hermano y yo fuimos juntos en el barco de vapor pero por alguna razón él se bajó en Francia. Más tarde estuve buscándolo y lo encontré. Desde Odessa mandé una carta al consulado español en Francia. Escribí "Para Francisco García". Me contestaron que había muchos que se llamaban así. Les mandé el segundo apellido, entonces me dieron su dirección. Empezamos a escribirnos. Una familia de Bélgica lo acogió, ellos tenían una hija y los educaron juntos.
A partir de 1986 iba todos los años a visitarle. Él solía pasar el invierno cerca de Granada y la otra mitad del año vivía en el pueblo. Cuando venía yo nunca descansaba si no que le ayudaba, por qué su parcela es de 2000 metros cuadrados. Pintaba la casa entera cada año. El garaje y la parcela necesitaban una puesta a punto. Trabajaba de la mañana a la noche. Es cierto que mi hermano me pagaba mil dólares al mes. Más tarde comenzó a enfermar y me fue difícil aceptar sus cambios de carácter. Tiene un año y medio menos que yo. Así dejamos de hablarnos.
A los españoles nos empezaron a enviar a España a través de la organización del IMSERSO cada 3 años. Yo iba a Bilbao. Ahora nos mandan cada año por 2 semanas. Antes iba a España y después a Bélgica a ver a mi hermano, pero comenzó a ser complicado por los trámites burocráticos. Había que levantarse a las 6 de la mañana, rellenar unos impresos en francés flamenco y no se podía hacer en español.
Tengo una hermana en Bilbao y mi hermano murió en 2004. Pero es verdad que una cosa es cuando te ves todos los días con alguien y otra muy distinta hacerlo una vez al año. Pero igualmente éramos bien recibidos. En 2007 los vascos nos invitaron por una semana.
Tengo una hermana en Bilbao y mi hermano murió en 2004. Pero es verdad que una cosa es cuando te ves todos los días con alguien y otra muy distinta hacerlo una vez al año. Pero igualmente éramos bien recibidos. En 2007 los vascos nos invitaron por una semana.
Acerca de la vida en España y en Rusia
En una ocasión mi hija y yo fuimos a España. Allí es muy conocida la sopa de ajo, que no está mala, pero mi hija no quiere tomársela. Mis parientes me dijeron que había carne, entrecot, pero que llevaba dos días en la nevera y había que tirarlo. Yo les dije "¿Cómo vais a tirarlo? Voy a haceros un plato estupendo con tomates, zanahorias y cebolla". Cogí unos cuántos tomates maduros, hice una salsa con cebolla y puse la carne en trocitos pequeños mezclándolo todo. Me dijeron " prepáranos lo mismo mañana".
Podía haber regresado a España, cerca de Madrid hay un internado para jubilados, muchos se han ido allí. Si vuelvo a España en un año me concederán un piso. ¿Pero qué voy a hacer allí? La vida es muy diferente allí. Cada familia tiene su casa: los padres, los hijos y los nietos viven separados. Son leyes no escritas. Aquí puedo ir al Centro Español, tengo el coro con el que llevo trabajando casi 20 años. Tengo mi vida aquí, mis amigos y mi casa. Derruyeron mi casa en la calle Novatorov y me dieron una en Vorontsovskiye Prudy. Es una buena casa. Una de nuestras amigas se fue a Pamplona y le concedieron una habitación, pero regresó. Es cierto que la comida y el nivel de vida allí son mejores. Pero no tendría unos amigos tan buenos como aquí.
Me levanto y desayuno a las 7 de la mañana. Salgo a pasear. Me gustan los puzzles, tengo 20 ó 30 en casa y también aquí en el Centro Español. Los hago para calmar los nervios, me resulta muy agradable. Otros se quedan en casa quejándose "¡ay! me duelen las piernas, me muero". A mí también me duelen pero todo depende del carácter de cada cual. Aquí tengo el trabajo con el coro. Uno siempre tiene que tener algo. ¿Jubilarme? No. Si me voy a España me moriré, sin trabajo todo el día en casa. La vida de España no es para mí.
Acerca del deporte y la música española
Dios me ha dado salud. Me han educado de tal forma que todo lo hago yo solo. Muchas otros tenían 3 ó 4 hermanos, pero yo siempre he tenido que hacerlo todo solo. Pesco bastante bien, en invierno siempre iba a pescar y a esquiar. Hacía mucho deporte. Jugaba al fútbol y al voleybol. Cuando estudiaba salía a correr por la Krasnaya Presnya, teníamos un estadio allí en el que entrenábamos de la mañana a la noche. He dormido en una barca, también sobre el suelo y estoy perfectamente sano. Siempre me ha gustado el deporte. En vacaciones íbamos por todos los lagos de la región de Moscú, a Konakovo o a Kareliya.
En España no había grandes operas, existen las zarzuelas, un tipo de opereta en la que hablan y cantan. Granados, Albéniz y Falla, estos tres compositores consideran los más grandes de España pero no existían operas como las que había en Rusia. Por ejemplo Tchaikovsky, Borodin o Mussorgsky. Los españoles tienen artistas estupendos pero no pasa igual con la música. Antes en el Centro Español teníamos un coro estupendo, de unas 15 personas. Ahora se han cansado todos. Muchos de ellos eran médicos, pedagogos del Instituto Cervantes, la mujer del cónsul de Holanda que cantaba muy bien y era española. Después de trabajar veníamos aquí, nos sentábamos a charlar y siempre traíamos vino francés.
Cuando vivíamos en la casa de acogida cantábamos y hablamos en español. Al principio estudiamos solamente en español y después cambiamos al ruso. Teníamos una gran colonia, con nuestras canciones, tradiciones y comida.
Si cierran el Centro Español todo se acabará, toda nuestra comuna. Solo podremos hablar por teléfono. Nos reunimos para los cumpleaños, cantamos en coro, bailamos e invitamos a artistas y pintores, organizamos pequeños conciertos. La gente viene a aprender español. Recuerdo mucho música española, muchísima.
Si cierran el Centro Español todo se acabará, toda nuestra comuna. Solo podremos hablar por teléfono. Nos reunimos para los cumpleaños, cantamos en coro, bailamos e invitamos a artistas y pintores, organizamos pequeños conciertos. La gente viene a aprender español. Recuerdo mucho música española, muchísima.
Entrevistas © Anna Grave
Fotos © Mikhail Platonov