Remedios García Montes

Nació en Sama. Regresó a España en 1990.


Regresé aquí en 1990. En 1937 nos llevaron a Leningrado y nos alojaron en una casa de acogida en Krasnovídovo, en la región de Moscú. Mi hermana pequeña se quedó en España porque solo tenía medio año, yo tenía tres hermanas. Mi hermano mayor y yo nos llevamos medio año. Nuestra madre murió joven en 1939, con solo 27 años, a mi padre lo mataron en la guerra. Vivimos en Krasnovídovo hasta el comienzo de la guerra. Desde ahí nos evacuaran Stalingrado, de Stalingrado nos llevaron a Bashkiria donde permanecimos hasta 1944. Tuvimos un destino terrible, pasamos mucha hambre. En 1942 cogíamos ortigas hacíamos para hacer sopa, rebuscábamos en la basura y comíamos patatas congeladas. En Bashkiria había muchas casas de acogida para niños: para rusos, para sordomudos, para huérfanos, a nosotros nos alimentaban mejor que a nadie.

Remedios García Montes

Nació en Sama. Regresó a España en 1990.


Regresé aquí en 1990. En 1937 nos llevaron a Leningrado y nos alojaron en una casa de acogida en Krasnovídovo, en la región de Moscú. Mi hermana pequeña se quedó en España porque solo tenía medio año, yo tenía tres hermanas. Mi hermano mayor y yo nos llevamos medio año. Nuestra madre murió joven en 1939, con solo 27 años, a mi padre lo mataron en la guerra. Vivimos en Krasnovídovo hasta el comienzo de la guerra. Desde ahí nos evacuaran Stalingrado, de Stalingrado nos llevaron a Bashkiria donde permanecimos hasta 1944. Tuvimos un destino terrible, pasamos mucha hambre. En 1942 cogíamos ortigas hacíamos para hacer sopa, rebuscábamos en la basura y comíamos patatas congeladas. En Bashkiria había muchas casas de acogida para niños: para rusos, para sordomudos, para huérfanos, a nosotros nos alimentaban mejor que a nadie.

Acerca de los estudios y el trabajo en la Unión Soviética, Ucrania y Bielorrusia
En 1944 antes de que acabara la guerra, nos llevaron a Moscú. Cerca de Moscú había una casa de acogida en Zheleznogorsk. Viví allí mientras estuve estudiando y al terminar el séptimo curso me mandaron a la escuela de oficios. Mi hermana siguió estudiando en la casa de acogida, acabó diez cursos e ingresó en la Escuela Industrial, allí nuestros caminos se separaron. Ella permaneció en Moscú y en 1957 regresó a España.
En la escuela de oficios estudié dos años para ser óptica. Allí había un grupo españoles. Las clases eran en ruso pero entre nosotros hablábamos en español. Después de aquello me mandaron a la región de Jarkov, a la ciudad de Sumy. Más tarde me traslade a Bielorrusia donde abrieron una nueva fábrica óptica. En Bielorrusia había muy pocos españoles por eso tenía que hablar hablaba en ruso. En 1957 quise volver a España pero mi marido era ruso y no me dejó traerme a mi hijo a España. Me quedé allí hasta el 1990 y regresé a España solo después de jubilarme, más tarde puede traer a mis hijos.
Sobre el regreso a España y la comunidad de los repatriados
En 1967 pude ir a Francia de vacaciones, no me dejaron venir a España porque trabajaba en una fábrica de defensa. La primera vez que puede ir a España en vacaciones, cuando bajé del tren no podía caminar porque los pies no me hacían caso, los nervios me paralizaban de tantas ganas que tenía de volver. Vinieron a recibirme cincuenta o sesenta personas de las casas de acogida, ¡me olvidé por completo de mi hijo que se quedó con las maletas! Tenía muchas ganas de venir pero no me dejaron hacerlo antes. Yo soy asturiana, allí tenía tíos y tías que no llegué a conocer. Regresé al País Vasco porque aquí estaban mi hermana con su marido vasco.
Cuando vine no había trabajo y nos ayudaban mucho las organizaciones religiosas, más tarde encontré trabajo. La URSS es mi segunda patria. Tenía muchas ganas de volver a ver Rusia pero estaba trabajando y cobraba bastante poco dinero. Trabajé limpiando y de ama de casa hasta que cumplí 80 años. Ahora recibo un poco de pensión de aquí y un poco de allí. Después vino mi hijo mayor. Acabé por no regresar nunca pero en Bielorrusia tengo amigos, tengo una amiga con la que hablo mucho por teléfono y que vino a visitarme dos veces en vacaciones.
Antes nos reuníamos aquí en una plaza en San Sebastián porque muchos vivían en este barrio y cada junio quedábamos en Bilbao. Mantenemos el contacto y la amistad con aquellos que vinieron en la década de los 90. Hacíamos bailes rusos entre 300 o 400 personas. Venía gente de Bilbao, Asturias y Madrid.
Antes nos reuníamos aquí en una plaza en San Sebastián porque muchos vivían en este barrio y cada junio quedábamos en Bilbao. Mantenemos el contacto y la amistad con aquellos que vinieron en la década de los 90. Hacíamos bailes rusos entre 300 o 400 personas. Venía gente de Bilbao, Asturias y Madrid.
Acerca de los tradiciones familiares y las lenguas española y rusa
Mi hijo abrió un bar ruso con una colección de vodkas rusos. En todas las fiestas tenemos la tradición de tomarnos 3 chupitos. Cuando vivíamos en Bielorrusia en casa teníamos un museo español: bailarinas españolas, castañuelas y abanicos. Mi hermana me mandaba regalos. Cuando regresé aquí hice mi museo ruso con matrioshkas, samovares, copas de cristal, allí no se apreciaban y trajimos mucho aquí.
Vemos muchos canales de televisión en ruso y películas también. La mujer de mi hijo pequeño es rusa, hace poco vino aquí. En nuestra familia se habla en ruso, mi hijo mayor y su mujer apenas hablan en español. Dima, el mayor de mis nietos trabaja en el bar y habla perfectamente en ruso. El pequeño juega en la selección de hockey pero casi no habla en ruso. Yo misma confundo a menudo ruso y español.
¿ Qué es lo que echo en falta? Al colectivo, las amigas que siempre venían de visita a casa. Aquí comencé a trabajar de ama de casa y aparte de mi familia y un par de amigas no tengo a nadie. Muchas cosas me gustaban más en la Unión Soviética: la alegría, la amistad y las fiestas con bailes. Tenía 59 años cuando regrese a España. Aquí los cumpleaños no se celebran en casa, un amigo puede invitarte al bar a tomar un café y cuando alguien te invita a su casa es porque sois muy buenos amigos. Cada año celebramos el 1 y el 9 de mayo, y el 7 de noviembre con mi hermana y su marido, al igual que el año nuevo. Con mi hijo celebro la Navidad y el año nuevo con mi hermana. En la Unión Soviética no celebrábamos las fiestas españolas porque no sabíamos cuáles eran.
Cuando los rusos juegan al fútbol ahora apoyo a los rusos, pero cuando vivíamos allí apoyábamos a España. Cocinamos comida rusa: sopa de remolacha, todos los jueves compramos pelmeni en la tienda rusa y también calabacín estofado, pepinillos, ensaladilla de pescado, ensaladilla rusa y caviar. Cuando cumplí 80 años lo celebramos en un restaurante, pedimos entrantes rusos y que no recogieran los platos según la costumbre rusa. Al final de la cena el dueño del restaurante y el camarero tomaron vodka con nosotros.
Entrevistas © Anna Grave
Fotos © Mikhail Platonov